Kindly provided by a Spanish penfriend of mine. So exciting!! - Gentilmente tradotto da un mio amico di penna Spagnolo. Che emozione!!
Cabello largo y liso, mirada tristona color café, boca en forma de corazón, semblante diáfano, y expresión algo ausente. Así hubiese descrito Futura a Manuela, su nueva compañera de piso en la residencia universitaria.
Manuela Altimonti parecía buena chica. Se la podría imaginar siempre entre su casa y sus estudios; entre su casa y la iglesia, quizás. Se le figuraba a Futura la versión hogareña de una malograda heroína romántica.
Enviada por sus padres a un internado en una pequeña ciudad no muy lejos de Turín, Manuela todavía no se había habituado a casi nada. Apenas cocinaba. Rara vez hacía la colada. Y se pasaba el día entero aletargada, dormitando sobre sus costosísimos libros de texto.
Definitivamente, Manuela parecía estar fuera de contexto. Contaban que fue enviada allí por sus padres, a la fuerza, para hacerle olvidar a su antiguo novio, particularmente idiota, que le habría engañado con la traidora de su ex.
Era difícil comprender qué cosa atormentaba a aquella chica de ojos nebulosos y soñadores. Ciertamente no eran sus estudios. Probablemente fueran no mas que tristes recuerdos.
Futura hubiese preferido tener un novio infiel a toda aquella nada en la que ahora estaba sumida.
Tras una adolescencia malgastada luchando por Raul T, muchacho infame que jamás fue capaz de corresponder sus sentimientos, y tras su intento infructuoso de consuelo con su hermanastro Nicola, que resulto ser todavía mas mezquino, Futura dio por concluida aquel apartado de amores de juventud, y se dedicó de lleno a una castidad forzada.
Futura quiso muchas veces preguntarle a su atormentada compañera que era todo aquello que le afligía, pero no estaba en aquel momento receptiva para dar consejos sentimentales a nadie; Así que optó por una convivencia pacífica y sin apenas palabras.
Y fuese así, por que a menudo Manuela parecía no percatarse de nada, y mucho menos de su presencia. Y aquello le tranquilizaba, porque era el tipo de mujer a la que le gustaba siempre pasar desapercibida
Pequeña de estatura, con piel color ámbar y una tono purpúreo poco usual, se sentía acomplejada de sus muslos, algo regordetes; aunque cierto era que tampoco se esmeraba en combatir su celulitis. Ganó algo de peso durante sus tiempos de instituto, tiempo en el que estuvo tal vez alimentada en exceso, y adelgazó posteriormente tras muchos viajes, tras el estrés y el estudio, aunque el grosor de sus muslos había quedado todavía ahí. Y, aún pese a su celulitis, no se había percatado de que se había vuelto a quedar delegada, y seguía sintiéndose tan poco deseada como lo estuvo en sus tiempos de instituto. El orden no era una de sus virtudes. La extraversión tampoco lo habría sido.
Matriculada en Ingeniería de Gestión y cursando su segundo año de estudios, conseguía aprobar sus exámenes sin pena ni gloria.
No se sentía hermosa; Tampoco iba a la moda. No le agradaba ir a la peluquería a no ser que fuera por obligación, y lucia siempre sus cabellos negros y largos algo descuidados a diferencia de su compañera de piso, siempre tan bien cuidada, tan limpia… Tan aburrida!
Un día, de forma inesperada, fue Manuela quien rompió el silencio.
- Probablemente te estés preguntando por que lloro con tanta frecuencia…
A Futura le hubiera gustado decir“Realmente no…”
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